MAIDANA, JUAN
Ciudad de Caraguatay, 1917 - Asunción, 1982. Poeta, narrador y autor teatral en guaraní.
Autor de “Mitã rerahaha”, primera novela corta en verso escrita en guaraní y publicada en Cuaderno de Literatura Popular, Nº1, 1980, comenzó a escribir poesía cuando sólo tenía trece años.
Desde 1976 hasta su muerte, Maidana figuraba significativamente en el Programa de Cultura y Arte de Misión de Amistad. Las revistas Ysyry, Okára poty kue-mi, y otras, publicaron sus poesías. Y han puesto música a varias de ellas Emilio Bobadilla Cáceres, Pedro Barboza y Agustín Barboza, siendo grabadas en disco por «Los cancioneros del alba», «Dúo Aguilera-Brítez», «Los caballeros del campo» y «Agustín Barboza-Ybera».
Otras obras suyas incluyen tres piezas teatrales y un poemario: “Chapetonía yma guare”, “Póra”, “Karai pyhare” y “Mba'éichapa rupi”, respectivamente, todas de 1976.
Las obras de teatro fueron dramatizadas y llevadas a escena por el Teatro Estudio Libre en 1981. “Mba'éichapa rupi” se publicó póstumamente en Cuaderno de Literatura Popular, Nº 3, en 1986.
(Fuente: "BREVE DICCIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA"/ 2da. Edición – Autora: TERESA MÉNDEZ-FAITH / Editorial EL LECTOR, Asunción-Paraguay 1998)
JUAN MAIDANA
Nació en Karaguatay, el 10 de julio de 1917. Entre los más exigentes poetas se ha conquistado un sitio de honor este autor. Exclusivamente escribió en guaraní, por convicción. No rechazaba el español, pero considerada que para expresar con fidelidad el alma del pueblo, especialmente de los sectores rurales, el idioma que correspondía usar en la literatura era el guaraní. Tenía una capacidad de análisis penetrante, crítica, severa.
Vivía en la más extrema pobreza. Y decía que el poeta que se cree verdaderamente del pueblo, tiene que sumergirse en las más profundas vivencias de los habitantes y su lucha por la vida.
El poeta no tiene derecho a ignorar el mal y el bien, porque la verdad tiene que emerger intacta, sin atarse a creencias ni ideologías dogmáticas. La poesía es memoria del origen y profecía para afirmar la realidad humana en la historia que es una fuente de cotidiana redención. Dialogar con él, significaba una desacralización de todos los valores consagrados por la sociedad dominante. Su lectura del universo cultural paraguayo pata de la raíz humana social aborigen y campesina, hasta abarcar todas las áreas de la sociedad nacional.
No se sentía identificado con sus compañeros de ruta en la poesía. Aunque rescataba algunos nombres y algunas obras. Se exigía a sí mismo, hasta considerar que sus propias poesías estaban destinadas al olvido. Cuando escribía, no dejaba de controlar los más mínimos detalles. Y si llegaba a comprobar que no alcanzaba a lograr la coherencia y el nivel artístico que se proponía, sencillamente destruía su original. "Ndojýi, nahe'ẽi", decía. Me enseñó a respetar el guaraní y a descubrir su importancia como instrumento de razonamiento crítico.
Juan Maidana escribió las mejores poesías de amor, a las que no consideraba demasiado valiosa, en razón de que su objetivo en la poesía era avanzar hacia una literatura poética que fuese más comprometida con la vida del pueblo oprimido por la pobreza crítica.
En esta dirección llegó a escribir: "Mitã rerahaha", novela breve en verso; "Mba'eicharupi...", poesía que describe la dura vida del campesino minifundista; "Chapetonia yma guaye", "Karai pyhare" y "Pora", teatro.
Fuente: ANTOLOGÍA DE LAS MEJORES POESIAS EN GUARANÍ . Selección e Introducción: RUDY TORGA. Editorial El Lector, Asunción-Paraguay, 1998 (pp.214)
JUAN MAIDANA, UN POETA VERDADERAMENTE POPULAR
Juan Maidana (Karaguatay, 10/07/1917 – Asunción, 15/12/1982) es un poeta verdaderamente popular no solamente por haber escrito a favor de los desposeídos sino porque efectivamente fue y vivió como desposeído durante toda su vida. Se destacó como poeta pero también fue dramaturgo y de alguna forma narrador, porque escribió una larga obra poética titulada Mitã rerahaha, a mi juicio su obra cumbre, estrictamente enmarcada en el género narrativo. Escribió exclusivamente en guaraní; que yo sepa, nada escribió en castellano.
Comenzó cultivando la poesía a edad muy temprana, según él mismo a los 13 años, y debió ser así porque sus primeros versos fueron publicados por “Ocára Poty Cue mí”, la más antigua y prestigiosa revista que divulgaba la poesía popular escrita en guaraní paraguayo en los años 30, y cuya gran parte pasó a formar el cancionero popular paraguayo. Más adelante publicaron sus poemas las revistas Ysyry, Eirete Ñu y otras.
Juan Maidana no llegó a publicar un poemario porque entonces no se estilaba. Los poetas populares publicaban sus poemas en forma colectiva y sólo a través de las revistas mencionadas, razón por la cual muchas de sus obras se hallan inéditas y por ende desconocidas. La única obra publicada por él mismo bajo los auspicios de la iglesia cristiana evangélica “Misión de Amistad” fue “Mitã rerahaha”, editada bajo la dirección de Rudi Torga, prologada por mí y presentada al público por Roberto A. Romero el 16 de mayo de 1980; obra que merece un comentario analítico.
Como poeta es uno de los más grandes artífices del idioma guaraní. En cuanto a la forma poética se ciñó estrictamente a la preceptiva literaria clásica; es decir, escribió siempre bajo formas españolas, con estrofa, métrica y rimas regulares. Su obra alcanza alto nivel poético por la profundidad de sus pensamientos, por el dominio absoluto del idioma y el manejo magistral de la técnica poética. Varios de sus poemas fueron musicalizados por destacados compositores como Emilio Bobadilla Cáceres, Agustín Barboza, Pedro Barboza y otros, y forman parte de los primeros versos del guaraní paraguayo grabados en discos.
Sus obras teatrales generalmente nombradas son: Chapetonía yma guare, Póra, Karai pyhare, Porayhu y Mba'éicha rupi orekuéra okaraygua. Esta última fue publicada póstumamente por la revista de la “Misión de Amistad” titulada: Ñande Reko Cuadernos de Literatura Popular, No. 3, en 1986. Las demás se hallan inéditas.
Mitã rerahaha. Es una obra escrita en versos octosílabos. Consta de 146 estrofas integradas a su vez por ocho versos cada una; se halla dividida en 28 capítulos y es enteramente narrativa, razón por la cual, por su argumento monotemático y su envergadura, en su momento la califiqué como: “La primera novela en guaraní”. Su estructura, aparentemente lineal, es sin embargo envolvente, porque hacia el final se produce un cambio de plano para volver a tiempos y episodios anteriores.
Quienes hemos conocido a Juan Maidana creemos que esta obra es en gran parte autobiográfica. En la misma, “Juanchí” el protagonista es un niño campesino, huérfano de madre y de padre irresponsable, por cuyas consecuencias sufre tantas peripecias que lo lleva a una frustración definitiva como persona. Aparece como victimaria la propia comunidad, indiferente, insensible ante los sufrimientos del más débil de sus miembros. Juanchí toma conocimiento, ya muy tarde y sólo en sueños, de las causas de su desgraciada vida. Le cuentan que fue originada en los errores cometidos por su madre, una mujer que, llevada por su excesivo orgullo y sus desmedidas ambiciones, escogió al peor de los hombres, el cual la abandonó embarazada; ella murió al traer al niño al mundo y lo dejó librado a su suerte. Criado por personas extrañas, Juanchí fue objeto de todos los abusos, ensayó los más diversos trabajos y llegó a la máxima degradación humana por causa de la pobreza material extrema, la falta de protección y de educación. Ya en la edad madura sus andrajos lo convirtió en “mitã rerahaha”, el viejo de la bolsa, supuesto raptor de niños. Su comunidad originaria, cuando ya no pudo servirse de sus fuerzas se sirvió de su espantoso aspecto personal, convirtiéndolo en instrumento de miedo para ejercer el gobierno de los niños. En vista de ello, emigró a la ciudad con su familia, se instaló en un barrio marginal donde sólo encontró mayor hostilidad. Allí empezó la reacción negativa de su mujer que, influenciada por amigas, lo presiona a su vez a que algo haga para escapar de la miseria. En su desesperación Juanchí crea ilusiones y se aferra a ellas para no sucumbir. Primero se propone hacerse compadre del “Tendota guasu”; luego, cae en la ferviente búsqueda de la “pláta yvyguy”, y así llega a los límites de su resistencia física.
UNA TESIS
De esta valiosa obra surgen conclusiones dignas de consideración sociológica y psicológica, tales como que: toda persona recibe de sus progenitores un conjunto de condiciones de vida al que podemos denominar “la herencia total”. Es la suma de los factores genético, cultural, de expectativas e ideales y de situaciones sociales y económicas. Ese conjunto de factores condiciona una suerte de predestinación de vida para cada persona por medio de complejos mecanismos. A esto se refiere el paraguayo cuando, esgrimiendo su fatalismo, dice: “el destino de cada uno”. Este mal llamado “destino”, si bien es un poderoso condicionante, no es nada misterioso porque las condiciones están a la vista; pero lo más importante es que no es atávico, porque toda persona en sí es un haz de posibilidades, una energía en potencia y por ende puede sobreponerse al mismo. El autor antes que negar este hecho, lo enfatiza. Una segunda aseveración encontrada en la obra es que el rol de los padres como educadores es insustituible.
TRES HECHOS
Independientemente de su obra, Juan Maidana me ha impactado con tres hechos: dos de su vida y otro acaecido ya en su muerte. El primero de ellos, la demostración de que las ideologías difícilmente se imponen a la cultura integral de la persona. Este poeta se reconocía a sí mismo como marxista-leninista, pero en esta obra sostiene un principio jesucristiano: alega que sólo el amor es capaz de redimir a la persona. El segundo ocurrió en el hospital de Clínicas donde fue internado a raíz de un accidente de tránsito, el arrollamiento del que fue víctima. Lo asistimos su hijo Abdón Maidana y yo. En un momento le pide a Abdón que mande a retirar el suero que estaba recibiendo, alegando que por esa vía, los esbirros de su archienemigo, el dictador Stroessner, le estaban suministrando veneno. Naturalmente Abdón se negó porque conocía la paranoia de la que sufría su padre; pero luego, cuando horas después se produce su deceso le escuchamos al enfermero decir mientras desconectaba los tubos del paciente: “Yo le advertí a los doctores que no se le puede suministrar suero glucosado a un diabético; tenía que ser suero fisiológico”. Como puede verse, Juan Maidana fue lúcido hasta el último minuto de su vida. Finalmente, durante su entierro, en el cementerio de Lambaré, nos faltó el cuarto hombre para trasportar el féretro, porque solo estábamos Abdón, el cochero y yo, razón por la cual tuvo que hacerlo mi esposa Margarita. Apenas ingresado al portón principal llegó el representante de Autores Paraguayo Asociados (APA), el poeta Carlos Sosa, quien reemplaza a la mujer pasando a oficiar ella de cortejo, pero no sola, porque allí apareció un muchacho adolescente, andrajoso, aparentemente especial, que llevaba una bolsa al hombro y nos acompañó. Al verlo le dije a Abdón: nos acompaña Juanchí, el personaje de tu padre. Él abrió desmesuradamente sus grandes y azulados ojos y comenzó a temblar. Finalizado el entierro lo buscamos al niño desconocido, pero ya había desaparecido del lugar. Así ingresó Juanchí al mundo de lo arcano, junto con su creador.
Tadeo Zarratea, Febrero de 2013
Fuente: http://mbatovi.blogspot.com/
MITÃ RERAHAHA
CAP. I V
Y REMBEʼÝPE
Hasẽhína mitãmi
peteĩ y rembeʼýpe.
Ojepyhéi pe ysyrýpe
mitã po'i pirumi.
Ha, peteĩ karai,
oho oja ijypýpe.
Oñeʼẽ chupe torýpe.
Ha pyaʼete okirĩrĩ.
Hesaráimarõ vaicha
pe mitã imbaʼembyasýgui
opoʼẽ ijao ryepýgui
pe karai ombohasa:
virumi rehe oimoʼã
opótante taryrýigui,
vareʼami, ñembyahý igui
mbaʼe hasẽrõ guarã.
Pe karai oñandu
upe mitãre imaʼẽme
ojapoʼi chupe haguére
tuicha imbokavaju.
Hasýmarõ ijuhu
hekupytyrã mbaʼépe
kuimbaʼe rekoʼetépe
oñomongeta ñepyrũ.
Omyendávo porandu
pe karai ojapóva:
aguĩnteha oime hóga
pe mitãmi omombeʼu.
Ndoguerekói sy ni ru.
Ipaíno rópe oikóva.
Imaĩna ja omanóma
hague avei omombeʼu.
Mbaʼe rehe pa hasẽ
hembe hembe omombeʼúvo.
Aipo imaína pyahúrõ
peteĩ ouhague.
Ha paíno heʼi chupe:
"Péa heʼiháicha reikóta.
Ahánirirõ rehóta.
Eikuaáke nde rape".
Upéva ára guive
oñemoĩrõ hoʼúva.
Okarúrõnte okarúva.
¡Ha aníje ojerure!
Ndokarúi raʼe kuehe:
hiʼasaje rasaitéma.
Ojekarupa riréma
oguãhẽ ñu guio haʼe.
Upéi katu pyhare
ojere jejokuaihágui
oñeno ikangyraságui
ha pyaʼe opyta oke.
Maĩna pyahu ñeʼẽte.
"Okéva noñemombáyri".
Ha upe koʼẽ, jejokuáigui,
ndoʼúi jey mbaʼeve.
Avavépe nambaʼéi.
Péicha oiko yma rasáma.
Ikangy. Ja ovavapáma.
Ha nomombeʼukuaái.
¡Aniangáje ipojái
peteĩ mandiʼo vorére!
¡Osóvaerãje ijapére
herekua tejuruguái!
Upérõ raʼe opuʼã
opyrũvaicha iñakãre.
Mbaʼasy hesaʼỹikuápe
ojoká vaicha isyva.
Ha omombeʼúta mo'ã-
vo guãrã upe herekuápe,
ichaviveʼỹ haguãje,
hetarasa oñenupã.
Oporandu karai
jejokuaipyha rendúre
kavaju áripa ñúre
oikomimiva avei.
Pépe ae mitãmi
- ñemoʼã pe iporandúre -,
osẽ pukavy ijurúre.
Ha: "Eeeʼa, upéarõ" he'i.
Ha ou sapyʼarei
pe karai manduʼápe.
¡Heta jey upe mitãme
ohechámava jepi!
Oguejymandivoi
henda árigui upépe.
Omaʼẽ pe hovaitére.
Ha péicha chupe heʼi:
"Ndorohechávaitepa
kavaju moñanihápe
chave umi aikoháre.
¿Nandéi Juanchi ojeʼeha?
"Che" he'i otĩnunga
Juanchi, ha, omaña yvyre.
Ha mbaʼeve heʼiveʼỹre
osẽ oho sapyʼa.
LEU OJERURE HESE
Ohóvo pe mitãmi
upe karai rendágui
ndopírianga imanduʼágui
ako ikavajumi.
Pe omomohẽva karai
hechahare imyaʼyñaháre,
ndohovéiva umichahápe
omano guive chugui.
Lejuanchipe ku heta
ñaniha rupi oikuaáva.
Haʼevoi omyaʼyñáva
Laku renda akuãite.
Upéinte omano koʼẽ
pe kavaju neporãva.
Upe guivéje opytáva
Juanchi oiko asyve.
Opytánte Lejuanchi
hekoha rokupe guýpe.
Akóinte aña rerojýpe
ojuhu imaĩna oĩ.
Ha ohendu jave he'ĩ:
"Toho toiko ñanandýre"
óga okára rembe>ýpe
"Maiteípa... " oja heʼi.
Oguãhẽ upe karai
Juanchi rapykuerimínte.
Ojerure Lejuanchíre.
Ohayhuetéha heʼi.
Imaĩnante oĩ.
Ndaiporihína paíno.
Haʼe oñe>ẽmimívo
osẽ imaĩna he'i:
"Upe chétante rire,
chendivétante rirérõ,
agãite rerahasérõ
ja reraháma pyre.
Ore kuña ku katuete
ore memby teeʼỹre
roikose ñeʼẽguyguýpe,
ndorohayhuiha ojeʼe.
"Ha katu, ramo jepe
ndaiporihína che ména,
che ñeʼẽ che ameʼẽma
reipota guive añete.
Kaʼaru ojere vove
che ménape amombeʼúta.
Ha mbaʼétepa ipukúta
ko ja chémava haʼe".
Karai heʼi: "Che rymba
kavaju revénte oikóta.
Pévante oñangarekóta.
Pevaite. Ha upéi opa.
Katuete ohóta ovyʼa.
Okaru. Ha ijaóta.
Oipotáva oguerekóta.
¡Ohóta oiko porã!"
Juanchi ohoseterei
ohendúmarõ maʼerãpa.
Kavaju reve rasáma
oikosetéva voi.
Maína katu heʼi:
"Ehaʼãrõnte. Amondóta.
Laku ou rehe ohóta
haʼeñóntema voi".
Fuente: LA POESÍA GUARANÍ DEL SIGLO XX. Por TADEO ZARRATEA. Editorial SERVILIBRO. Dirección editorial: VIDALIA SÁNCHEZ. Asunción – Paraguay, Agosto 2013 (322 páginas)